En la zona centro oriental de Gran Canaria, en la ruta que une Las Palmas con Telde, se encuentra la hermosa localidad de Santa Brígida, fundada a raíz de la conquista de la isla a finales del S.XV y a principio del S.XVI, edificada al borde de un barranco, con abundante arbolado que produce ricas frutas y rodeada de pendientes en las que crecen innumerables palmeras, lo cual explica su antiguo nombre: «Sataute», pequeño palmeral.
Santa Brígida fue en el pasado un importante centro colonial, época de la cual subsisten todavía los vestigios de algunas haciendas, con sus bodegas y lagares, donde casi todos los topónimos hacen alusión a su pasado de grandes extensiones de plantas autóctonas: Dragonal, Lentiscos, Madroñal, Pino Santo...
En la actualidad es uno de los principales núcleos agrícolas del interior de la isla, en especial por su producción de frutas y hortalizas. Desde la plaza de la iglesia del lugar se contempla el impresionante paisaje de la Vega, zona feraz y rica en agua. En el templo se conserva una magnífica talla que representa un Cristo, obra del imaginero canario José Luján Pérez, que sorprende por su cuidado realismo.
Muy cerca de su núcleo urbano se halla el barrio de la Atalaya, antiguo lugar de vigilancia y defensa y antiguo poblado de cuevas y alfareros, con sus casas excavadas habitadas, donde podemos visitar una de ellas, que ha sido convertida en museo en memoria del alfarero más conocido por el empleo de técnicas ancestrales, Panchito.
Desde mediados del siglo XIX, en que comienza la actividad turística organizada en Canarias de mano de los británicos, El Monte Lentiscal pasó a formar parte, junto a Las Palmas de Gran Canaria, de los paisajes turísticos por antonomasia de las Islas. En este hecho influyó, sin duda, su clima, la proximidad a la ciudad de Las Palmas, la estética de su armónico paisaje rural y, sobre todo, la espectacularidad de la Caldera de Bandama y el “primitivismo” troglodita de los habitantes del Pago de La Atalaya.
Otra infraestructura que vino a completar la oferta turística de Santa Brígida en este momento fue el campo de golf, el primitivo Las Palmas Golf Club, el campo más antiguo de España creado por un grupo de británicos en 1891 en El Lomo del Polvo, actualmente Schamann, que se trasladó al llano de Bandama. La iniciativa partió del grancanario Juan Domínguez Guedes y del diseñador de campos de golf británico Mackenzie Ross que promovieron el proyecto de reubicación del club, que culminó en 1957, y que pasó a denominarse desde entonces Real Club de Golf de Las Palmas.